Se desploma ese alemán que contra
¡Que viva España! Una
Si Alemania terminó así no es porque haya sentido el impacto de una injusticia, porque haya interpretado que estuvo ahí de la hazaña. Semejante mix de impotencia y de dolor es porque, después de tanto trabajar, de un proceso largo de recambio de jugadores, de una etapa nueva que no deja de ser saludable, advierte que aún se halla lejos, por ejemplo, de España.
No hubo un resultado majestuoso, pero sí hubo una paliza en el juego. El arte de la elaboración arrasó con el arte de la defensa en muchos tramos, en los 20 iniciales del primer tiempo y en casi toda la segunda porción.
Regaló España un manual sobre cómo se anula al extremo a un rival mecanizado y encima con individualidades interesantes. Se puede con ese estilo que le pertenece y que se resume en algo muy simple: la pelota, el pase al compañero, la movilidad permanente para dibujar espacios y encontrar receptores, la presión en bloque para recuperar lo más lejos posible del arco propio que es igual a vivir cerca del ajeno. Tic, Xavi; tac, Iniesta; tic, Xabi Alonso; tac, Pedro. Para aquí, para allá. Un placer.
Si hubiera tenido España mayor contundencia, ahora gozaría también una goleada. Hasta dio la
Alemania estaba dispuesta a hacerse fuerte con su arte de defender, pensando en no desarmarse, en recuperar y en responder aprovechando los espacios lógicos que iba a obsequiar España tras sus aventuras ofensivas, pero casi nunca lo concretó. Y cuando se acercó se encontró con la seguridad de Casillas, clave en dos atajadas, una ante un remate desde afuera de Trochowski y otra ante una entrada franca de Kroos. Insistió mucho con los centros Alemania y ahí Klose no pudo con las murallas Piqué y Puyol, quienes respondieron igual al sumarse Mario Gomez y su 1.89 de altura.
La duda histórica sobre la respuesta de España en instancias límites estaba instalada, en especial tras el debut con derrota ante Suiza, pero luego clasificó primera en su grupo. Y siguió ganándole el clásico de la península ibérica a Portugal. Es verdad: con
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